lunes, 29 de septiembre de 2014

Un laaargo vuelo nocturno a Francia.

Llegó finalmente el día señalado y volamos desde Buenos Aires a París via Madrid, por Iberia.
Siempre tratamos de elegir una aerolínea que esté asociada a una de las dos que reciben nuestras 'millas' de viajero, de manera de ir ahorrando para futuros viajes.
A veces un vuelo es placentero. A veces, no tanto. Es el precio que hay que pagar para llegar a un destino, por lo menos si se viaja en clase económica. Que cada vez es más económica, sobre todo en las dimensiones de los pasillos, los asientos y el espacio para las rodillas. Escaso aún para los tipos de mediana estatura como yo.
Espera infinita para registrar un nuevo lente en la aduana. Al llegar mi turno, la funcionaria me firmó el papel sin mirar el lente. Me siento un poquito estafado...
Embarcamos. El mismo desorden de siempre... los altavoces repiten varias veces que sólo embarcarán las filas tal a cual... y la puerta está trabada con pasajeros que tienen en sus manos boarding-passes de filas que no han sido convocadas.
Esto antes era una costumbre de pasajeros argentinos pero también estamos empezando a observar este comportamiento en otras latitudes supuestamente más civilizadas. Nunca lo pude entender, en vista de las interminables horas que nos esperan. Creo que la desesperación de la gente tiene que ver con conseguir espacio para guardar su equipaje de mano... Moraleja: llevar lo menos posible siempre es beneficioso.

****

Por fin despegamos.
'Et par avion? Quelle émotion! L'avion trepide, decole et s'eleve'
La frase estaba en mi libro de primer año de francés, en una lectura acerca de las distintas formas de ir de vacaciones. Registrada en un remoto casillero de mi memoria, salta ahora al frente y la voy musicalizando a medida de que vamos ganando altura.
Cuando ya estamos en crucero nos sirven la cena, bastante buena. El problema con los vuelos diurnos a Europa es que luego, cuando se hace bien de noche, tu fisiología espera algo más contundente que el escaso sanguchito que la empresa está dispuesta a brindarte. Ya hemos cenado, y corresponde un pequeño refrigerio...
A través de la noche iremos subsistiendo gracias a sucesivos viajes a la parte trasera de la máquina donde pedimos galletitas y algún jugo de naranja.
El viaje es tranquilo. Hoy los vientos son favorables y no hay movimientos desagradables.
Sin embargo, no puedo dormir. A veces cabeceo un poco, pero nada más. Cómo envidio a esas personas que no hacen más que subir y ya están roncando! Parece que no fueran a despertar ni bajo fuego antiaéreo.
Me pongo a pensar... estamos sobre el mar. Palpo el salvavidas bajo el asiento. El cerebrito me juega en contra. Ahora recuerdo, en forma medio deshilachada,  unos versos de Fernando Pessoa:
Ó mar salgado, quanto do teu sal          
São lágrimas de Portugal!       
Por te cruzarmos, quantas mães choraram,            
Quantos filhos em vão rezaram!            
Quantas noivas ficaram por casar            
Para que fosses nosso, ó mar!            
Valeu a pena? Tudo vale a pena            
Se a alma não é pequena.
            
                                                                                                  (Oh mar salado, cuánta de tu sal
                                                                                                   Son lágrimas de Portugal!
                                                                                                   Por cruzarte, cuántas madres lloraron,
                                                                                                   Cuántos hijos en vano rezaron,
                                                                                                   Cuántas novias quedaron por casar
                                                                                                   Para que fueses nuestro, oh mar!
                                                                                                   Valió la pena? Todo vale la pena
                                                                                                   Si el alma no es pequeña.)

Se refieren, por supuesto, a los peligros de la navegación en la época de los descubrimientos... en el zumbido constante del avión cobran una actualidad que no incita al sueño. Es extraño, no tengo miedo a volar... y el vuelo, como ya comenté, es plácido. Es Morfeo, con la ayuda del mini-asiento en económica,  el culpable por negarme sus favores!
Con las primeras luces viene un desayuno que despeja los malos entresueños.
Ahora aprecio más que ya no son semanas, ni días, sino horas lo que hace falta aguantar la incomodidad para viajar!  Por otra parte, es infinitamente más seguro...
Y, después de todo, como dice el poeta: todo vale la pena si el alma no es pequeña.

****
Aterrizamos en Madrid, donde tenemos que esperar nuestro próximo vuelo a París.
Son las 7 de la mañana. El ingreso a la Comunidad Europea, sin ningún sobresalto. La funcionaria nos selló los pasaportes sin casi mirarnos.
Luego de una noche con dieta de galletitas, buscamos un bar y nos pedimos un café con leche, un sanguchito de ibérico y un pastel de nata, estilo portugués. Lo bueno fue el ibérico. El café con leche fue algo inusual, especialmente para Madrid: lo sirvieron de una jarra, ya mezclado! Increíble. Y del pastel de nata, ni hablar... nada que ver con los de Lisboa.

****
Todo pasa, así que llegamos a París. Juntamos nuestro equipaje y buscamos la oficina para retirar nuestro auto de alquiler. Parece mentira, hemos alquilado en una compañía de primer orden (estudiando bien las ofertas, no es más caro) y tenemos que hacer más de 100 metros a la intemperie para llegar a su garage. Y si estuviera lloviendo, o nevando? Inexplicable. Y estamos en París!
Por supuesto que el auto que habíamos preferido no lo tenían. Insisten con uno más grande, con la experiencia anterior no queremos saber nada. Probamos dos o tres, al final acepto un Renault que me elogian con el argumento de que tiene GPS incorporado... después resultó que le faltaba el chip correspondiente! En fin, no se puede perder más tiempo, lo aceptamos y nos vamos, camino a Rouen.

Ya basta de rezongos, estamos en Francia, a disfrutar!

En la próxima, comentaremos algunos aspectos del alquiler de autos y en general del viaje sobre cuatro ruedas en Francia.
Gracias por mantener la sintonía!


No hay comentarios:

Publicar un comentario