jueves, 20 de agosto de 2015

Ahora, BREIZH - Entramos en Bretaña

#routedelabaie #pointedugrouin #cancale #bretaña

Hora de dejar Normandía, donde la hemos pasado tan bien.



Nos dirigimos hacia Bretaña (Breizh), en el extremo noroeste de Francia,
Región culturalmente distinta de la normanda, muy tradicional, donde pescadores y agricultores aún juegan un rol importante en la economía.

En vez de tomar una autopista, vamos a ir bordeando la Bahía de Saint Michel, tomando el camino más cercano al mar posible. El mapa de arriba no es muy preciso... cosas del gugel... Así nos daremos una buena idea de las tan famosas costas bretonas.
Aquí el GPS nos ayuda pero un buen mapa es más preciso cuando algunos tramos son secundarios o menos. Vamos pasando campos verdes y hermosos pueblitos. Lástima el tiempo pero con nubes o sol hay que seguir adelante!

A veces se distingue la silueta lejana del Mont Saint Michel. Vemos gente disfrutando su domingo... a la playa se va, con buen tiempo o sin él.
A este sector, desde MSM hasta Saint Malo, lo llaman la Costa Esmeralda.

De aquí y de allá... un poco de información.
La Bretaña es una región de raíces celtas, cuyos habitantes, desde antes de la época romana, se mantenían orgullosamente aislados. Tema bastante trabajado por la famosa historieta de Uderzo y Goscinny, Astérix, recuerdan? Aunque al final (56AC) don Julio César logró dominarla. Excepto, claro, la aldea de los inefables Astérix y Obélix.
Hacia el final del período romano el cristianismo se propaga por la zona. En el siglo 5 tribus británicas se asientan aquí, escapando de la presión de los anglosajones sobre su isla. Por supuesto se fueron mezclando con los que ya había aquí.
La Edad Media dejó aquí una historia parecida a la de otras regiones de Europa... guerras sin cesar de todos contra todos y el constante crecimiento del reino de Francia.
Varias dinastías de reyes y duques se sucedieron hasta que en 1491 Carlos 3 de Francia logra (es un decir) casarse con Ana de Bretaña, (quien entonces tenía 14 años).heredera del Ducado, con lo cual éste queda incorporado de hecho al reino. Algunos años y tratados después, en 1532 se efectua la unión casi completa, si bien nominalmente se respetan muchos derechos de los bretones en cuestiones civiles y judiciales.
Curiosamente, uno de los derechos bretones, el de circular por las carreteras libremente, es respetado hasta el dia de hoy. No se paga peaje en las autopistas...
Muchos otros temas fueron respetados, por lo menos al principio, pero la marcha hacia la cultura francesa ya había comenzado.
De 1539 es el edicto que dispone que toda la documentación del reino de Francia (no sólo en Bretaña) quede escrita en vulgare françois, con lo cual el idioma bretón comenzará un lento y largo descenso al tiempo que las clases nobles y burguesas irán afrancesándose.
Con sus más y sus menos, los siglos siguientes fueron de cierta represión cultural, a medida que la hegemonía francesa se iba acentuando. Desde sus comienzos Francia tendió a ser un país fuertemente centralizado y unitario, tanto administrativa como cultural y políticamente.
Así llegamos a los siglos 19 y buena parte del 20, donde el uso del francés era exclusivo, en el sentido de que no había enseñanza del bretón ni medios de comunicación que lo usaran. Recién en los 80s se abrieron algunas escuelas que lo ofrecieron, y el viejo idioma se comenzó a poner nuevamente un poco de moda. De todos modos, el bretón sigue clasificado como 'en peligro grave' de extinción según la UNESCO.

Hoy se nota un interés mayor por la cultura celta, hay orgullo por las tradiciones, principalmente en la música, que hasta los '80s estaba mal vista. Es popular y se vende mucho.
Hay un par de canales y radios que transmiten en bretón, y la bandera negra y blanca puede ondearse sin problemas.


Dicen, aunque no tuvimos tiempo de comprobarlo, que entre llos bretones, como entre sus parientes los irlandeses, hay una alta proporción de pelirojos. 
Que gustan de la charla y son muy ligados al mar.

La cocina bretona.
El aspecto de la cultura que más va a poder apreciar el viajero es la cocina.
Como en Normandía, las galettes (panqueques de harina integral, rellenos de casi cualquier cosa imaginable que sea salada), y las crêpes (de harina blanca con rellenos dulces) son, como la pasta en Italia, la base de las comidas de todos los dias. Bien regadas con un bolée de cidre, son una bendición para el viajero, exquisitas y de bajo precio.
En toda la zona costera, las vedettes son las ostras. Aunque también hay mejillones, almejas y otros frutos de mar. 

La gente del interior no se queda atrás, y las verduras de todo tipo abundan, así como las carnes y embutidos.

Como Normandía, la región no se destaca por sus vinos. En cambio, la sidra es omnipresente. Y por supuesto, también hay calvados (destilado de manzana) y pommeau (calvados rebajado con sidra). (ver Normandía)
Y para el postre, la merienda o desayuno, también hay especialidades bretonas deliciosas: kouign amann (torta de manteca), hecha con harina integral; ker-y-pom (bizcochos con manteca, miel y manzanas).
Con todo esto, seguro que no pasaremos hambre..

Cancale
Así, pasando por simpáticos pueblitos, algún antiguo molino de viento, ovejas sobre campos verdes, criaderos de ostras en el agua, cerca de la ruta, vamos llegando a Cancale, la 'Perla de la Costa Esmeralda', al decir de los folletos promocionales. 

Claro, el mar es esmeralda siempre y cuando haya sol. Como hay mucha amplitud de marea, es común ver botes y aún barcos respetables descansando sobre el barro durante la bajamar.



Cancale es la capital de las ostras. Nos dirigimos hacia la zona portuaria, de mayor interés para el visitante, donde hay profusión de restaurantes y de puestos de venta de ostras al paso. 



Es interesante ver el trabajo de las personas que atienden los kioscos, manipulando las ostras para abrirlas y disponerlas en bandejas para ser consumidas en el momento. (una docena puede costar entre 6 y 12 E, dependiendo de su tamaño y de su procedencia, dado que las salvajes son más caras que las de criadero)


Nos pasamos un buen rato paseando por la banquina, tomando el fresco aire marino, algunas fotos y alguna ocasional llovizna.

Desafortunadamente para mí, era demasiado temprano en la mañana como para darle a las ostras... me contenté con un buen café, observando pasar a la gente.


TIP: Definitivamente Cancale es un buen lugar para llegar a la hora del almuerzo.
TIP: cuando entren al pueblo, seguir carteles que indican 'par la côte', para así llegar al puerto sin problema. 

Pointe du Grouin
Siguiendo, llegamos a la península que cierra la bahía de Saint Michel, llamada Pointe du Grouin. Es una punta rocosa que se adentra en el mar, y buen lugar para apreciar la áspera costa bretona.


Numerosos senderos permiten caminatas interesantes, mucha roca, mucho mar y no falta alguna novia sacándose fotos. 

Hay un lindo hotel, con café al aire libre con buenas vistas, y un par de otros lugares como para almorzar.

Desde allí, la ruta D201, acercándose y alejándose alternativamente del mar, nos irá llevando hasta Saint Malo, la ciudad que tantas resonancias tiene para nosotros.

Nos despedimos hasta entrar en Saint Malo, ciudad con su historia y sus reverberaciones en Argentina...

Les dejo un poco de música bretona.



Algunos enlaces para ampliar:

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