#edinburgo #murallaadriano
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revisado y actualizado Oct/2018
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20 de setiembre de 2011
Hoy nos vamos de Edimburgo. Luego
del desayuno nos subimos al auto, tomamos Dalkeith Road hacia el sur
y le damos... nuestro destino será hoy Durham, ya en Inglaterra.
Pero haremos una parada para ver la famosa Muralla de Adriano.
z
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Aquí
una reflexión sobre la vanidad de la planificación: siempre hay
cosas que simplemente a uno se le pasan. Habría que investigar si en
las rutas hay algo que valga la pena visitar...
En
el camino que tomamos, un pequeño desvío nos hubiera permitido
visitar Rosslyn
Chapel,
lugar que cobró fama gracias a la popular novela 'El Código da
Vinci'.
Ni
el libro ni la película están entre mis favoritos, pero los
ambientes elegidos son muy sugerentes y si uno está cerca vale la
pena verlos.
En
este caso, la capilla y su casi psicodélica decoración hubieran
justificado una parada.
Como proyecto de restauración, es monumental
y muy interesante. Juzguen ustedes. Si tienen tiempo y
ganas, aqui un
interesante documental de la BBC. (Dura 58')
Qué
se le va a hacer... quizá haya otra oportunidad. Pero si algún
lector va en auto de Edinburgo hacia el sur, queda la recomendación!
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Seguimos
entonces hacia el sur.
Buenas
rutas, comienzan a ondularse cada vez más. Los campos se vuelven más
grandes, se ven muchas ovejas.
Gran cantidad de rollos de pasto,
hacen bonito efecto iluminados por el sol, sobre un fondo de nubes
negras.
Llovizna,
sol, nubes, lluvia... el pronóstico decía parcialmente nublado.
Pero en esta isla, el clima es así. Y las predicciones parecen algo
sesgadas al optimismo turístico. Hasta ahora, no hemos podido pasar
un sólo día sin algunas gotas.
Aparecen
hermosos panoramas, tentación permanente del fotógrafo.
Pero el
problema es que no hay banquinas. De vez en cuando hay espacios para
estacionar, pero no están pensados para el paseante, sino para el
camionero que necesita un descanso o verificar algún neumático. O
sea que generalmente están dispuestos en lugares sin vista.
Las
montañas se vuelven más altas.
Atravesamos
la frontera y estamos ya en Inglaterra, circulando por
Northumberland.
Nos
vamos acercando a la muralla...
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Los
romanos ocuparon durante unos cuatrocientos años la isla, pero nunca
pudieron sojuzgar por completo a las tribus del norte.
Hacia
el año 122, siendo emperador Adriano se comienza a construir una muralla a
través de una parte estrecha del norte de la isla, más
o menos señalando las fronteras del imperio en esta parte del mundo.
Parece que su estrategia era mantener lo conquistado y no abarcar más de lo que Roma podía apretar, ya que estaba teniendo problemas en varias partes del mundo.
Hoy los puntos extremos son las ciudades de Carlysle y Newcastle.
En
realidad se trató de un complejo militar que incluía muralla,
fuertes militares, asentamientos civiles, y una zanja y camino
paralelos a la muralla.
A lo largo de unas 80 millas romanas (unos
120 km), cada milla contaba con una puerta, custodiada por un fuerte,
o fortín.
Entre fuertes, dos torres de vigilancia permitían la
vigilancia y la comunicación visual entre las guarniciones.
20000
tropas estaban estacionadas en el complejo.
Hoy
se debate acerca de cuáles fueron las verdaderas razones de Adriano.
Fijar límites pudo ser una, algo que anunciaba la decadencia para un
imperio que no los conoció.
También
pudo servir para parar las incursiones de los pueblos 'salvajes' (pictos) del norte. O por lo menos para dificultarles el pillaje y
los arreos de ganado.
O simplemente evitar el aburrimiento de las
tropas. Los emperadores romanos de la época conocían perfectamente
lo peligroso que podía ser tener mucha gente armada sin hacer nada,
tanto como los dictadores modernos!
Unos 20 años después, en épocas de Antonino Pío, quien consideró que su antecesor había sido demasiado conservador, se avanzó un poco más y se llegó al punto más estrecho, entre el estuario del Forth y el golfo de Clyde, uniendo con un muro de tierra una línea de fortines ya existentes. Ambos son hoy patrimonio mundial UNESCO.
Muchos
trozos de muralla sobreviven, y el sendero que los conecta es un
clásico para los caminantes. Los vemos, de todas las edades, con sus
bastones andando con paso seguro.
A
lo largo del recorrido de la muralla, unos cuantos lugares
entusiasman a los romanófilos y los de mayor interés son el fuerte
de Housesteads (Vercovicium)
y el museo de Vindolanda.
En este viaje hemos visto varios museos con antigüedades romanas por lo que nos parece más interesante el fuerte, y hacia allí nos dirigimos.
Estar sobre esta muralla, recorrer lo que queda de las instalaciones
militares, invita a la reflexión.
No solamente sobre la vanidad del
poder, sino sobre qué fina es la capa de barniz de la
civilización...
Hace poco hablamos de las residencias del Edimburgo
del siglo 18... donde no había agua corriente. Aquí encontramos
que las letrinas de los soldados sí la tenían, diecisiete siglos
antes...
También
había horrea,
graneros elevados con ventilación... hoy el sistema subsiste en
algunos lugares como Asturias y Galicia.
Como
dato curioso, para mí, me entero que a las barracas de los
legionarios las llamaban contubernium, palabreja
aún usada en política.
La
llovizna, el viento y los ratos de sol agregan variedad al día...
las horas pasan y el hambre aprieta.
Nos vamos muy impresionados con
lo que hemos visto, y en unas millas encontramos una modesta pero muy correcta casa de
té donde almorzamos.
Seguimos
hacia Durham. Más campos, parcelas amarillas y verdes, sol,
lluvia...
Gracias,por compartir tu viaje por Escocia, hermoso pais que conoci en 2011. Un abrazo desde Brasil
ResponderEliminarVera Lucía, muchas gracias por tu comentario. Ayudan a mantener la motivación para seguir escribiendo!
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