Por
más de mil años, la lejana silueta del Mont Saint Michel,
emergiendo del mar y de la niebla como un espejismo, ha sido el norte
de millones de peregrinos, que consagraron este santuario como uno de
los mayores sitios de peregrinación de la Cristiandad. Quién sabe
qué promesas, angustias, intereses o mandatos en su vida los
llevaron hasta allí...
Hoy,
también recibe millones de personas ( unos tres al año)... aunque
la mayoría son turistas, que atiborran la minúscula islita casi todos los días.
La
abadía fortificada está ubicada en la cima del peñasco que
constituye la isla.
Más
abajo, el pueblito se abraza a la roca y su calle (Grand
Rue)
va subiendo hacia la abadía. En
esta única calle se encuentran todos los hoteles, restaurantes y
negocios de recuerdos (muchos made
in china)
que los visitantes se llevarán como prueba de haber estado allí...
cosa que no entiendo mucho pero así son los turistas.
Por si nos sirve de algún consuelo, en la Edad Media la cosa era más o menos igual... miles de peregrinos, y negocios que vendían alimentos, medallones, velas... Hoy, hay 30 residentes permanentes en el pueblo y la única actividad son los servicios al turismo.
Por si nos sirve de algún consuelo, en la Edad Media la cosa era más o menos igual... miles de peregrinos, y negocios que vendían alimentos, medallones, velas... Hoy, hay 30 residentes permanentes en el pueblo y la única actividad son los servicios al turismo.
Varios
museos y 'atracciones' tentarán al turista pero lo que más vale
la pena es la abadía en la cima y las vistas de la bahía y sus
llanuras de lodo.
El
Monte es, como dijimos, una isla. La marea, en ese sitio, tiene una
amplitud extraordinaria. Ya los antiguos peregrinos tenían
el problema de cómo recorrer la distancia entre la tierra firme y la
isla... barros traicioneros los esperaban, y los descuidados corrían
el riesgo de ser atrapados por la rapidez de la marea en ascenso.
***
Pequeña
noticia histórica
Desde
el siglo 6 ha habido hermitaños en la isla. Monjes buscando soledad,
la experiencia del desierto, que este aislado peñasco les proveía
en abundancia. Más teniendo en cuenta la amplia y peligrosa marea,
que lo hacía estar casi en medio del mar.
Según
la leyenda, en 708 Aubert, obispo de la cercana Avranches, oyó la
voz del Arcángel Miguel, que en sueños lo instaba a construir sobre
la isla: 'construye allí, construye alto'... agregando después: 'si
construyes, ellos vendrán'... lo que se interpretó como profecía
acerca de la marea de peregrinos que visitarían el lugar en años
por venir.
Obediente
al fin, Aubert construyó y consagró un pequeño templo en 709.
Sobre
los restos de un primitivo templo carolingio se levantó más tarde
una iglesia románica, sobre la cual se construyó finalmente la
abadía que vemos hoy. La Merveille. Como la roca termina en punta,
en lugar de emparejar el terreno aplanando la piedra, se construyeron
grandes criptas que formaron un plano sobre el cual luego se
edificó. Una verdadera obra maestra de la ingeniería medieval.
Los
peregrinos llegaron, y durante la Edad Media Saint-Michel fue, junto
con Roma y Santiago de Compostela, uno de los santuarios más
concurridos. Con la Reforma, el flujo de peregrinos fue mermando.
San
Miguel, con su imagen combativa, era el santo patrono de unos
cuantos reyes franceses, por lo que el sitio se hizo popular entre la
realeza a través de los siglos. Su imagen guerrera
decora la aguja de la iglesia abacial, volvió a prestar servicios
nuevamente en tiempos de la Contra-Reforma, cuando se combatía la
herejía Protestante.
La
fortificaciones que defienden la isla provienen del S15, necesarias
debido a la Guerra de los 100 Años con Inglaterra. Las murallas son
modernas, es decir pensadas para resistir cañonazos: bajas, con buen
espesor, y complementadas con pasajes para circular de un lado a otro
frente a un ataque.
Durante
esa guerra, los ingleses ocuparon la mayor parte de Normandía pero
nunca pudieron conquistar esta fortaleza. Con el tiempo el Monte se
convirtió en un símbolo de la identidad francesa.
La
Revolución, con su impronta anticlerical, abolió los monasterios.
Desde 1793 a 1683 la Abadía se usó como prisión, siendo sus
primeros invitados unos 300 curas que se negaban a renunciar a sus
votos.
De
esa época es la gran rueda, movida por 6 prisioneros, que se usaba
para elevar cargas.
En
1979, el monte es declarado Patrimonio Mundial de la Humanidad por la
UNESCO.
Desde
2001, mantienen el carácter religioso de la Abadía hermanos y
hermanas de 'Les Fraternités Monastiques de Jerusalem'.Hoy hay unos 30 residentes permanentes en el pueblo y la única actividad son los servicios al turismo.
Llegando
al Monte. El rio Couesnon.
Este
rio, que riega la bahía de Saint-Michel, desemboca pegadito al monte
y antiguamente ha sido el límite entre Normandía y Bretaña.
Como
su cauce es caprichoso, durante algunas épocas Saint-Michel
perteneció a una u otra región.
Hoy
la frontera está un poco más al Oeste, y el monte es
definitivamente normando.
Durante
siglos, los peregrinos debían cruzar la bahía fangosa teniendo muy
en cuenta las mareas, que en este lugar son extraordinariamente altas
(normalmente, unos 14m de diferencia entre plea y bajamar). Y siendo
el terreno bastante plano, la velocidad de avance del agua es
notable: unos 13 km/h. Y ha sorprendido a más de uno.
(En
el tapiz de Bayeux, Haroldo ayuda a unos soldados que se han caído
en el barro, verdadera ciénaga, escenas 16 y 17)
Luego
se construyó un terraplén inundable, mediante el cual se tenía
acceso a la isla con la marea baja.
Taponamiento
y liberación del Monte.
En
1878, época de progreso científico y técnico, se decidió elevar
el terraplén para que el acceso al monte fuera posible a toda hora.
Pero,
ay! Nada se sabía en la época del proceso de depósito de
sedimentos en la bahía. O más bien no importaba. En consecuencia, con
los años el monte dejó de ser una isla... recién por el 2006 se
decidió volver la situación a su estado original. Ecología, valor
turístico y esas cuestiones...
Para
lo cual se hicieron dos cosas.
Una:
un dique (le barrage) sobre el río, aguas arriba, que recoje
la marea alta y la descarga en horas de baja, para ayudar en la
limpieza de la bahía. Aquí hay una recepción al Complejo y un
centro de interpretación de las obras realizadas.
La
otra: se reemplazó el terraplén con un puente elevado, que permite
el paso del agua y el acceso en épocas de mareas normales. Aunque
mareas excepcionales pueden cubrirlo.
Estacionamiento
y acceso
Los
que lleguen en auto deberán dejarlo en un nuevo y moderno
estacionamiento, a unos 2.5 km. Ómnibus especiales (navettes)
llevan a los visitantes hasta el puente. El resto se transita a pie.
TIP:
siempre llevar cambio para el estacionamiento. Las máquinas suelen
no aceptar tarjetas no europeas. A nosotros nos pasó, a la vuelta de
la visita, que una de ellas nos tragó un billete de E50 y no nos dio
el vuelto! Luego de una hora de idas y vueltas, encontramos un
empleado que vino hasta el lugar, abrió la máquina y nos devolvió lo 'robado'. Su comentario, en inglés: Welcome
to France.
Insólito. Como para no extrañar a nuestra tierra!
TIP:
siempre anotar, o marcar en un teléfono con GPS, el punto exacto
donde se estaciona. Como mínimo fijarse en algún poste o árbol de referencia. En Francia es costumbre no marcar ni numerar los
lugares... nos pasó más de una vez tener que deambular por toda la
playa buscando nuestro auto. Gajes del oficio de viajero.
TIP: La marea de visitantes es
importante, y conviene evitarla. Lo ideal sería llegar luego de la
16 hs y retirarse antes de las 11. En verano es factible, pero
implica volver de noche al hotel o alojarse en el Monte. Como dijimos
anteriormente, los alojamientos en la isla son pocos, ruidosos y
sobrevalorados. Nosotros preferimos alojarnos cerca pero afuera,
donde se pueden encontrar alojamientos más baratos. Incluso se
pueden hacer excursiones por el día desde ciudades cercanas, como
Bayeux o Dinan. También desde París, pero esto ya sería
reventante.
***
Bien, ya cruzamos el puente,
ahora qué nos conviene hacer?
Aqui algunos consejitos
derivados de nuestra experiencia y la de otros viajeros.
Lugares
imperdibles a visitar:
La Abadía,
ubicada en la cima de la islita. Verdadera maravilla arquitectónica
medieval.La vista hacia la bahía y hacia la Abadía, desde varios puntos del camino de ronda en las murallas.
Adicionalmente, muchos hacen una caminata por los alrededores, calzado en mano sobre el barro de la bahía. TIP: Si eligen esto último, tengan en cuenta los horarios de las mareas, anunciados en el Centro de Información Turística. No vayan solos, lo mejor es unirse a algún grupo de excursión, info allí mismo. A la vuelta, hay canillas para lavarse los pies en la Gendarmerie, a la entrada.
También hay que comer, descansar y dar vueltas sin rumbo fijo... y sacar muchas fotos, si te gusta tanto como a mí.
Y si es tu deseo, asistir a una misa.
***
Ya tenemos toda la información previa...
Comenzamos la visita? A subir!
El cartelito sintetiza conceptos que podrían pensarse antagónicos... símbolo de identidad nacional, Patrimonio de la Humanidad, meca del turismo global... estamos en el siglo 21. Aquí hay lugar para todos.
El cartelito sintetiza conceptos que podrían pensarse antagónicos... símbolo de identidad nacional, Patrimonio de la Humanidad, meca del turismo global... estamos en el siglo 21. Aquí hay lugar para todos.
En la próxima, subiremos bastante, como los antiguos peregrinos. A bientôt!
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