#routedelabaie #pointedugrouin #cancale #bretaña
Hora de dejar Normandía, donde la hemos pasado tan bien.
Nos
dirigimos hacia Bretaña (Breizh), en el extremo noroeste de Francia,
Región
culturalmente distinta de la normanda, muy tradicional, donde
pescadores y agricultores aún juegan un rol importante en la
economía.
En
vez de tomar una autopista, vamos a ir bordeando la Bahía de Saint
Michel, tomando el camino más cercano al mar posible. El mapa de arriba no es muy preciso... cosas del gugel... Así nos
daremos una buena idea de las tan famosas costas bretonas.
Aquí
el GPS nos ayuda pero un buen mapa es más preciso cuando algunos
tramos son secundarios o menos. Vamos pasando campos verdes y
hermosos pueblitos. Lástima el tiempo pero con nubes o sol hay que
seguir adelante!
A
veces se distingue la silueta lejana del Mont Saint Michel. Vemos
gente disfrutando su domingo... a la playa se va, con buen tiempo o
sin él.
A
este sector, desde MSM hasta Saint Malo, lo llaman la Costa
Esmeralda.
De aquí y de allá... un poco de información.
La
Bretaña es una región de raíces celtas, cuyos habitantes, desde
antes de la época romana, se mantenían orgullosamente aislados.
Tema bastante trabajado por la famosa historieta de Uderzo y
Goscinny, Astérix, recuerdan? Aunque al final (56AC) don Julio César
logró dominarla. Excepto, claro, la aldea de los inefables Astérix
y Obélix.
Hacia
el final del período romano el cristianismo se propaga por la zona.
En el siglo 5 tribus británicas se asientan aquí, escapando de la
presión de los anglosajones sobre su isla. Por supuesto se fueron
mezclando con los que ya había aquí.
La
Edad Media dejó aquí una historia parecida a la de otras regiones
de Europa... guerras sin cesar de todos contra todos y el constante crecimiento del reino de Francia.
Varias
dinastías de reyes y duques se sucedieron hasta que en 1491 Carlos 3
de Francia logra (es un decir) casarse con Ana de Bretaña, (quien
entonces tenía 14 años).heredera del Ducado, con lo cual éste
queda incorporado de hecho al reino. Algunos años y tratados
después, en 1532 se efectua la unión casi completa, si bien
nominalmente se respetan muchos derechos de los bretones en
cuestiones civiles y judiciales.
Curiosamente,
uno de los derechos bretones, el de circular por las carreteras
libremente, es respetado hasta el dia de hoy. No se paga peaje en las
autopistas...
Muchos
otros temas fueron respetados, por lo menos al principio, pero la
marcha hacia la cultura francesa ya había comenzado.
De
1539 es el edicto que dispone que toda la documentación del reino de
Francia (no sólo en Bretaña) quede escrita en vulgare françois,
con lo cual el idioma bretón
comenzará un lento y largo descenso al tiempo que las clases nobles
y burguesas irán afrancesándose.
Con
sus más y sus menos, los siglos siguientes fueron de cierta
represión cultural, a medida que la hegemonía francesa se iba
acentuando. Desde sus comienzos Francia tendió a ser un país
fuertemente centralizado y unitario, tanto administrativa como
cultural y políticamente.
Así
llegamos a los siglos 19 y buena parte del 20, donde el uso del
francés era exclusivo, en el sentido de que no había enseñanza del
bretón ni medios de comunicación que lo usaran. Recién en los 80s
se abrieron algunas escuelas que lo ofrecieron, y el viejo idioma se
comenzó a poner nuevamente un poco de moda. De todos modos, el
bretón sigue clasificado como 'en peligro grave' de extinción según
la UNESCO.
Hoy
se nota un interés mayor por la cultura celta, hay orgullo por las
tradiciones, principalmente en la música, que hasta los '80s estaba
mal vista. Es popular y se vende mucho.
Hay
un par de canales y radios que transmiten en bretón, y la bandera
negra y blanca puede ondearse sin problemas.
Dicen,
aunque no tuvimos tiempo de comprobarlo, que entre llos bretones,
como entre sus parientes los irlandeses, hay una alta proporción de
pelirojos.
Que gustan de la charla y son muy ligados al mar.
La cocina bretona.
El
aspecto de la cultura que más va a poder apreciar el viajero es la
cocina.
Como
en Normandía, las galettes (panqueques de harina integral,
rellenos de casi cualquier cosa imaginable que sea salada), y las
crêpes (de harina blanca con rellenos dulces) son, como la
pasta en Italia, la base de las comidas de todos los dias. Bien
regadas con un bolée de
cidre, son una
bendición para el viajero, exquisitas y de bajo precio.
En
toda la zona costera, las vedettes son las ostras. Aunque también hay mejillones, almejas y otros frutos de mar.
La gente del interior no
se queda atrás, y las verduras de todo tipo abundan, así como las
carnes y embutidos.
Como
Normandía, la región no se destaca por sus vinos. En cambio, la
sidra es omnipresente. Y por supuesto, también hay calvados
(destilado de manzana) y pommeau (calvados
rebajado con sidra).
(ver Normandía)
Y
para el postre, la merienda o desayuno, también hay especialidades
bretonas deliciosas: kouign amann (torta de manteca), hecha con
harina integral; ker-y-pom (bizcochos
con manteca, miel y manzanas).
Con
todo esto, seguro que no pasaremos hambre..
Cancale
Así,
pasando por simpáticos pueblitos, algún antiguo molino de viento,
ovejas sobre campos verdes, criaderos de ostras en el agua, cerca de
la ruta, vamos llegando a Cancale, la 'Perla de la Costa Esmeralda',
al decir de los folletos promocionales.
Claro, el mar es esmeralda
siempre y cuando haya sol. Como hay mucha amplitud de marea, es común
ver botes y aún barcos respetables descansando sobre el barro
durante la bajamar.
Cancale
es la capital de las ostras. Nos dirigimos hacia la zona portuaria,
de mayor interés para el visitante, donde hay profusión de
restaurantes y de puestos de venta de ostras al paso.
Es interesante
ver el trabajo de las personas que atienden los kioscos, manipulando
las ostras para abrirlas y disponerlas en bandejas para ser
consumidas en el momento. (una docena puede costar entre 6 y 12 E,
dependiendo de su tamaño y de su procedencia, dado que las salvajes
son más caras que las de criadero)
Nos
pasamos un buen rato paseando por la banquina, tomando el fresco
aire marino, algunas fotos y alguna ocasional llovizna.
Desafortunadamente
para mí, era demasiado temprano en la mañana como para darle a las
ostras... me contenté con un buen café, observando pasar a la
gente.
TIP:
Definitivamente Cancale es un buen lugar para llegar a la hora del
almuerzo.
TIP:
cuando entren al pueblo, seguir carteles que indican 'par la
côte', para así llegar al puerto sin problema.
Pointe du Grouin
Siguiendo,
llegamos a la península que cierra la bahía de Saint Michel,
llamada Pointe du Grouin. Es una punta rocosa que se adentra en el
mar, y buen lugar para apreciar la áspera costa bretona.
Numerosos
senderos permiten caminatas interesantes, mucha roca, mucho mar y no
falta alguna novia sacándose fotos.
Hay un lindo hotel, con café al
aire libre con buenas vistas, y un par de otros lugares como para
almorzar.
Desde
allí, la ruta D201, acercándose y alejándose alternativamente del
mar, nos irá llevando hasta Saint Malo, la ciudad que tantas
resonancias tiene para nosotros.
Nos
despedimos hasta entrar en Saint Malo, ciudad con su historia y sus
reverberaciones en Argentina...
Les
dejo un poco de música bretona.
Algunos enlaces para ampliar:
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