In memoriam Graciela.
Hoy
comentaremos nuestra visita a la ciudad de Amboise.
Una
pequeña ciudad, de aspecto bastante común, que fue centro de la
historia de Francia por unos cuantos años.
Llegamos
desde nuestro alojamiento por la orilla derecha de la Loire,
apreciando la hermosa vista del castillo y la población a sus pies.
Atravesamos
los puentes y la Ile d'Or, que es la única isla sobre el
Loira suficientemente grande y no inundable como para albergar
construcciones. Lo único de interés aquí para el viajero es la
estación de ferrocarril. Estos puentes han sido estratégicos por
cientos de años, y por eso el castillo está sobre una colina que
domina el sitio, desde épocas romanas.
Desde
el puente y la avenida (Quai de Gaulle), mirando el río podemos imaginarnos mucho acerca del
pasado. Todavía pueden verse algunos botes tradicionales de fondo
plano, usados para el transporte de mercaderías.
Una
razón poderosa para que la mayoría de los castillos de la zona
hayan sido construídos sobre el Loira o alguno de sus afluentes fue
justamente que la piedra y otros materiales usados en su construcción
se transportaba por esta red fluvial.
Nuestra
primer preocupación: estacionar. Encontramos lugar en las playas
junto al río, cerca de la fuente Max Ernst y un gracioso monumento
al osito.
TIP:
Como buenos viajeros, pasamos después por el Office de Tourisme.
Allí conseguimos folletos y mapas, y compramos un paquete de
entradas para varios castillos que planeamos visitar. No sólo nos
ahorramos unos 5€ por cabeza, sino que luego nos evitaremos las
colas para ingresar en cada sitio, que pueden ser temibles. Y si sos
de los que acostumbran viajar sin reservas de alojamiento, aquí se
pueden ocupar de conseguirte algo apropiado a tus posibilidades.
Abandonamos
el Quai y subimos una pequeña colina donde se encuentra la
Iglesia
de St. Denis
En
el lugar de un antiguo templo de Marte, donde según la leyenda un
rayo destruyó la estatua del dios, antiguos cristianos fueron
edificando templos hasta llegar al actual. Desde aquí se aprecia el castillo, en una colina opuesta... los dos poderes de la época mirándose de reojo.
De
estilo románico, el exterior es simple y el interior tiene un lindo
ambiente al que contribuyen los vitrales multicolores, del S19 (como
en muchos otros lugares, éstos no resistieron las violencias
revolucionarias).
Son
notables una deposición de la Cruz policromada, el moderno órgano y
algunos capiteles.
Desde
aquí tomamos la Rue Nationale, que nos va a llevar por el
centro de la ciudad hasta el castillo.
Rue
Nationale
Ahora
peatonalizada, data del S15 y como calle principal agrupaba los
servicios que en gran cantidad requería el servicio del Rey cuando
visitaba su castillo.
La
impresión es de un modernismo tipo años 40, todo muy prolijo y se
nota que es una calle vivida por los habitantes y no íntegramente
volcada al turismo. Todo muy relajado, casi publerino. Aquí y allá,
alguna vieja casa de entramado de madera de la época.
Linda caminata, vale la pena explorar también alguna de las calles laterales. Éstas muestran escenas de todos los días.
Pasamos por la antigua torre del Reloj, una de las puertas levadizas de la ciudad en el S15. Con un poco de imaginación pensamos estar llegando por el camino que conectaba con Tours... con una mayor dosis, podríamos estar formando parte de la comitiva real!
Al final, un pequeño Museo de la Ciudad para los más curiosos o con más tiempo.
Linda caminata, vale la pena explorar también alguna de las calles laterales. Éstas muestran escenas de todos los días.
Pasamos por la antigua torre del Reloj, una de las puertas levadizas de la ciudad en el S15. Con un poco de imaginación pensamos estar llegando por el camino que conectaba con Tours... con una mayor dosis, podríamos estar formando parte de la comitiva real!
Al final, un pequeño Museo de la Ciudad para los más curiosos o con más tiempo.
Llegamos
ahora a la plaza frente al castillo, (aquí sí que se ven turistas
por todos lados) donde comemos galettes (salados) y crêpes
(dulces) regados con sidra... recuerdos de Normandía, y siempre una
opción barata.
Bien alimentados, subimos ahora al
Bien alimentados, subimos ahora al
Castillo
Real de Amboise
Que es
un lugar donde se condensa gran parte de la historia de Francia.
Comenzó
con los romanos aprovechando su elevación para controlar el paso del
río Loira.
Aquí
recordamos a Carlos 8, que hizo construír la mayor parte de lo que
vemos, y cuya muerte fue tragicómica. Se dirigía, con su reina, a
presenciar un partido de pelota (algo así como el tenis actual)
cuando al pasar por una puerta se dió la cabeza contra el dintel. Y
no era muy alto. Murió horas después, a los 28 años.
Otro
personaje que dejó su impronta fue Francisco 1, de quien ya
hablamos. Fue guerrero y político de dispar fortuna y entusiasta
propulsor de las artes e
ideas del Renacimiento. Tanto que convenció a Leonardo da Vinci de
abandonar Italia (que a la sazón se estaba poniendo algo insalubre)
y venirse a vivir a Amboise en 1516. Francisco lo alojó en un
hermoso palacete (Clos Lucé) que visitaremos después.
Aquí
un modelo de lo que vamos a ver:
Subimos
por la larga rampa de acceso, mostramos nuestros tickets sin hacer la
cola y nos entregan un buen folleto en castellano. (Acordarse de pedirlo siempre, mejor aún leerlo todo antes de comenzar la visita)
Terrazas,
jardines y vistas sobre la Loire
Las
vistas son impagables. Aquí se desarrolla, en verano, un espectáculo
de Luz y Sonido. Dejemos hablar a las imágenes...
La
capilla real de San Humberto
Una
deliciosa joya del gótico flamígero, para uso privado de los
soberanos. No es que tuvieran que caminar al aire libre, en
esa época los edificios estaban conectados.
Ubicada
en lo alto de una de las torres en las murallas, es visible desde la
calle, allá abajo.
En el tímpano vemos a Carlos 8 y Ana de Bretaña en oración, típico de la representación de los donantes. (Este matrimonio
consolidó la Francia moderna, al añadir al incipiente reino el ducado
de Bretaña.)
En el dintel, un poco maltratado por los años y el vandalismo, distinguimos, a la izquierda, a San Cristóbal llevando en hombros a un Niño bastante crecido; a la derecha, San Humberto mira una cruz entre las astas de un ciervo.
En el dintel, un poco maltratado por los años y el vandalismo, distinguimos, a la izquierda, a San Cristóbal llevando en hombros a un Niño bastante crecido; a la derecha, San Humberto mira una cruz entre las astas de un ciervo.
En
el interior, íntimo por el tamaño, dos chimeneas para que los reyes
estuvieran confortables. Vitrales modernos (1952) que representan la
vida de San Luis (Luis 11) y dos placas evocando el lugar de descanso
final de Leonardo da Vinci, una en italiano y otra en francés.
Admiramos
un rato la capilla y seguimos para visitar los cuerpos principales.
Mucho de lo que fue el castillo en su apogeo ha sido demolido en las
épocas en que no se le daba valor al patrimonio.
En
su momento, las terrazas estaban completamente encerradas con
construcciones. En ellas se realizaban fiestas y espectáculos,
algunos de los cuales fueron ideados por Leonardo. Hoy queda
aproximadamente una quinta parte de lo que había en esa época.
Vemos ahora, al nivel de las terrazas, los
Vemos ahora, al nivel de las terrazas, los
Un
ala en estilo gótico, la otra en estilo renacentista.
Nos
damos cuenta pues en la gótica las ventanas tienen el típico arco
en ojiva y en la de la derecha una simple piedra horizontal sostenida
por columnas con capiteles clásicos. Aquí en Amboise da sus
primeros pasos el Renacimiento francés.
TIP:
Cuando recorremos estos castillos y otras atracciones que tienen
muchos visitantes, vamos a encontrarnos con un sentido único de
circulación. A veces es posible volver sobre tus pasos. A veces no,
así que ojos bien abiertos y cámara lista, porque es común que la
gente te impida las mejores vistas.
En
la primer ala, comenzamos a circular por la Sala de Guardia,
decorada con armas y armaduras. También se ve el camino de ronda,
con hermosas vistas sobre la ciudad y el río.
Un
interesante plano detalla las construcciones que ya no existen.
Luego
viene la sala de guardia noble, con un notable pilar central
en forma de palmera gótica.
Entre
ambas controlaban el acceso a la planta superior, ocupada por los
reyes y sus ocasionales invitados.
Sala
del consejo
Usada
para reuniones y fiestas, con chimeneas en ambos extremos. Techo con
monogramas de Carlos y Ana, vidrieras hacia el río con flores de lis y armiños, símbolos de la realeza francesa y del Ducado de Bretaña.
Fue escenario del juzgamiento de los responsables de una conspiración de los hugonotes, algunos de los cuales fueron colgados de estos balcones.
A mediados del S19, este salón sirvió como alojamiento al emir argelino Abd el-Kader, líder de la resistencia a la colonización francesa, quien estuvo aquí 'retenido' con su séquito de unas 60 personas (los demás tendrían otros aposentos, supongo).
Fue escenario del juzgamiento de los responsables de una conspiración de los hugonotes, algunos de los cuales fueron colgados de estos balcones.
Cómo sonarían estas fiestas? Aqui, un video por el conjunto de música antigua Le Banquet du Roi nos ilustra con una burrée y una allemande, para irnos poniendo en ambiente! (5 min)
A mediados del S19, este salón sirvió como alojamiento al emir argelino Abd el-Kader, líder de la resistencia a la colonización francesa, quien estuvo aquí 'retenido' con su séquito de unas 60 personas (los demás tendrían otros aposentos, supongo).
En
la parte renacentista, la cámara de Enrique 2 y la antecámara del
cordón, con esta interesante chimenea con los emblemas de Francia y
Bretaña y motivo franciscano.
Finalmente,
en el período post-revolucionario tuvo aquí su residencia el rey
constitucional Luis Felipe (1830/48). Sala de música, gabinete de
trabajo y dormitorio cuentan con elegantes muebles estilo directorio.
Ya en esa época la nobleza remanente y la nueva apreciaban este castillo.
Las torres principales. Ambas tienen una rampa interior en forma de
espiral, que en caso de necesidad o urgencia podía subirse con un
caballo al galope.
La
de Minimes o de los caballeros. Desde aquí, damos una última mirada al paisaje y parte de los jardines.
Y la de Heurtault, con curiosas tallas con escenas de la vida diaria. Parece que a los escultores del S15 aquí abajo les daban 'piedra libre' porque tallaban lo que les venía a la cabeza...
Y la de Heurtault, con curiosas tallas con escenas de la vida diaria. Parece que a los escultores del S15 aquí abajo les daban 'piedra libre' porque tallaban lo que les venía a la cabeza...
Bajando
por las cinco vueltas de esa última, llegamos a la salida.
Completamos
así la muy satisfactoria visita al castillo de Amboise.
Terminamos con La
nota cholula:
Actualmente
este castillo es propiedad de la fundación St. Louis, creada para
conservar edificios, objetos de arte y archivos que pertenecieron a
la rama Capeta de la Casa de Orleans. Esta fundación fue presidida
hasta hace algunos años por Enrique de Orleans, Conde de París y
Duque de Francia, pretendiente al trono (en
caso de que los franceses decidieran volver a tener una monarquía) y
residente en Amboise.
Desde aquí, nos dirigimos ahora hacia la residencia de Leonardo da Vinci,
llamada Clos Lucé.
Próximamente,
aquí en este punto del dial.
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Hola. Las figuras de los capiteles de la rampa son eróticos y burlescos. Alguno vi con un clérigo y un niño, con un soldado y una criada, en fin...no sé si eran críticas a situaciones de la época o que se lo tomaban todo a coña.
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