Y vemos que no nos va a ser tan fácil el asunto del lenguaje como hasta ahora... leer, y sobre todo, oír hablar portugués es otra cosa...
Yo ya tengo mi excusa preparada:
disculpe, é que não falo portugues, sou argentino
Más adelante nos daremos cuenta que será muy difícil encontrar, en el ramo hotelero-gastronómico, alguien que no hable castellano, por lo menos para poder atender al turista.
Y, con las personas que intentemos hablar, cada cual lo hará en su idioma y nos entenderemos bastante...
sobre todo en las grandes ciudades. En los pueblitos será algo más complicado, pero factible.
En vez de volver a nuestro camino al sur, por autopista, lo hacemos por una ruta vecinal. Podremos así apreciar la campiña y los pequeños pueblos, a los que el camino atraviesa como una calle más, a veces la única.
Mucho verde, árboles frutales, viñas... antiguos muros de piedra sobre la ruta delimitan las propiedades, y de elllos caen a veces cascadas de enredaderas floridas.
Estamos entrando en la zona del vinho verde del Minho, cuyo centro es justamente Ponte de Lima.
Esta pequeña villa tiene un rico legado arquitectónico de muchos siglos, que está siendo restaurado.
La construcción que le da nombre, es un importante puente romano que cruza el río Lima. De los 16 arcos que tiene, 5 subsisten de la época romana, y los demás fueron reconstruídos en el S14, lo que da una idea de la importancia económica que la zona tuvo desde antiguo. Es que el vino siempre fue cosa valiosa!
Ponte de Lima, Portugal. |
Vemos una simpática plaza, o Largo, enfrente del puente, con los ya acostumbrados cafecitos, una fuente muy parecida a la de Viana pero algo más moderna.
Y recuerdos de la feria y festival del pueblo, que acaba de pasar...
Ponte de Lima, Portugal. |
Una agradable parada, buena para estirar las piernas...
ahora, a subirse al auto y tomar la autopista!
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