Andanzas Blog de Viajes: Lisboa: Rossio y Praça da Figueira

La plaza del Rossio es un agradable y elegante rectángulo, con cafés muy bonitos y populares como Nicola (art nouveau) y la Pastelaría Suiça (moderna), y hermosas fuentes con estatuaria de bronce, donde de vez en cuando es 'bautizado' algún caloiro...

Como en muchos lugares de Lisboa y también de todo Portugal, es notable el empedrado, o calçada portuguesa.

Compuesto con pequeños trozos de caliza blanca y basalto negro, (mayormente, aunque hay otros colores). éstos forman dibujos con multitud de motivos: escudo de la ciudad (carabela y cuervos), peces, olas, formas geométricas... y a veces logotipos o marcas, cuando están en veredas frente a locales comerciales.

Los calceteiros (empedradores) municipales son mestres calceteiros... (inclusive tienen su monumento) y logran verdaderas alfombras mágicas, que dan un toque inconfundible a la ciudad... especialmente de noche, cuando la iluminación se refleja en el pavimento, o en días de lluvia... en los que hay que tener mucho cuidado, porque los resbalones son de temer.

Verdaderos azulejos horizontales... son muchas las ciudades que en el mundo lusófono tienen estos pavimentos... Río, Bahía, Maputo, Luanda, Macao...

Un interesante video con ejemplos... y bonita música de fado con saxo en la voz cantante:

Moraleja: además de mirar para adelante, para no tropezar, y para arriba, para apreciar la arquitectura y las vistas, también hay que hacerlo hacia abajo, porque muchas veces estamos pisando arte, y del bueno!

Volviendo al Rossio, el pavimento forma ondas... pareciera que los mestres se tomaron unas ginginhas de más....

Lo encontramos lleno de gente, paseando, disfrutando de las vistas y de los cafés... mucho bullicio estudiantil.

No siempre fue así. Aquí solía haber ejecuciones, incluyendo autos da fé...

luego del terremoto cambió la cosa, eventualmente el edificio de la Inquisición fue demolido, erigiéndose en su lugar el bonito Teatro Nacional Dona Maria II, que cierra la plaza.

A un lado, la estación ferroviaria del Rossio, con una fachada neo-manuelina muy interesante.

Por dentro, una estación moderna.

Como dato curioso, la estatua que está arriba del pedestal central fue originalmente encargada para el fugaz emperador Maximiliano de México, pero cuando estuvo terminada ya el desdichado había sido fusilado. Como los mejicanos no se quisieron hacer cargo (de la escultura), se decidió reciclarla como imagen del rey Pedro IV, primer soberano de Brasil. El que ahorra, tiene.

Bajo las arcadas, numerosos pequeños comercios conservan su decoración de principios del S20 o más antiguas aún... y en un modesto lugar, casi un agujero en la pared, al lado de una vieja sombrerería, uno de los más populares: Ginginha do Rossio ... donde se vende y se sirve (de dorapa) la famosa y única Ginginha, que es un guindado... en vasitos de plástico, se puede pedir con o sin cerezas... un clásico y mínimo local donde decenas de locales y turistas esperan por su tónico reconstituyente! Muy bueno para seguir caminando!

A una cuadra al este, encontramos la Praça da Figueira (de la higuera). Pariente pobre, pero honrado, y tiene lo suyo. Ex hospital, ex mercado, hoy plaza... Muchos negocios típicos. Agencias de lotería... juguetes antiguos... Una buena estatua de João I, unos cuantos comederos baratos, la Confeitaría Suiça (que también da al Rossio).

Sobre todo para el visitante, el muy bien surtido almacén Manuel Tavares, de 1860, todo un espectáculo, donde aproveché para comprarme una botella de buen Porto, que me acompañó por las noches de vuelta en el hotel....

No se suelen ver personas con trajes típicos, pero son frecuentes los encuentros regionales y tuvimos la suerte de captar algunos...