martes, 3 de enero de 2012

Lisboa: Con el Elevador de Santa Justa, al Convento do Carmo


Nos dirigimos ahora al Elevador de Santa Justa. Como en otras ciudades edificadas sobre colinas, siempre sufrieron los lisboetas el problema del transporte entre las partes bajas y altas de la ciudad.
Y antaño no había otra forma de desplazarse que caminar o usar alguna forma de tracción a sangre...en varios lugares de la ciudad existen calles con escalones, o escadinhas, que cortan camino entre otras zigzagueantes que siguen los desniveles.

Así que, con el progreso, aquí se construyeron varios elevadores para personas, algunos sobre plano inclinado, o funiculares, y dos como ascensores verticales. Uno fue demolido y el que queda es el notable Elevador de Santa Justa, en la calle homónima.
Une la Baixa con el Convento do Carmo y el bairro do Chiado.

Nos armamos de paciencia para soportar la cola de espera, dado que las cabinas son de 29 personas.

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Con diseño del ingeniero portugués Raul Mesnier de Ponsard, la obra fue inaugurada, con maquinaria a vapor, en 1902. La estructura es muy curiosa, pues une la funcionalidad del hierro con estética neo-gótica. 



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En 1907 se cambió la fuerza motriz por la novedad de la energía eléctrica...hoy, es Monumento Nacional, y visita obligada.





Finalmente nos llega el turno de subir... arriba, el panorama es magnífico.
Como las plataformas están a 45 metros de altura se aprecian el Carmo, allí nomás;

el Rossio, abajo;


el Castelo, en la colina de enfrente;


la (Catedral) hacia la izquierda y más allá el Tejo...resultado: está siempre atestado de turistas.


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Luego de un buen rato de disfrutar de las vistas, hay que seguir... entramos en la pasarela que comunica con el largo do Carmo.





Si recuerdan lo comentado cuando hablamos de Batalha, este monasterio fue fundado en el S14 por el héroe de esa jornada, el condestable Nuno Álvares Pereira, quien además lo fondeó, como dicen ahora. Y como si fuera poco, al final de su vida entró en la Orden Carmelita, y fue enterrado allí mismo... con el correr del tiempo se convirtió en São Nuno de Santa María.

El antiguo convento, y su hermosa iglesia gótica, quedaron destruídos en el famoso terremoto de 1755... las columnas, los arcos ojivales y algunas paredes soportaron el movimiento, pero las bóvedas se vinieron abajo sobre los espantados feligreses. Al igual que en muchas otras iglesias de Lisboa, puesto que era el 1 de noviembre, Día de Todos los Santos, a la hora de la misa mayor.

La estructura de la iglesia fue quedando. Hoy alberga un pequeño e interesante Museo Arqueológico.

Me encantó ingresar en este recinto, estar debajo de la espectral carcasa... un remanso en el frenesí de la ciudad, y buen motivo para la meditación...


El convento fue luego reconstruido, y con los años se le dieron otros usos, incluso como guarnición militar.
Durante la Revolución de los Claveles, fue el último reducto oficialista.
Más para meditar...allí van los señoríos, 
derechos a se acabar, e consumir...

Sencillas reflexiones sobre la palabra saudade, en una vieja pero sorprendente grabación de un joven Vicente da Câmara. Se entiende bastante... pero les acerco mi modesta transcripción:

Saudades, tenho saudade
do tempo em que não sabia
que esta palabra saudade
infelizmente existia.
Esta palabra saudade
e aquel que a inventou
a primeira vez que a dize
com certeza choro.
E aquela palabra esperança
e aquel que a proferiu
a primeira vez que a diz
con certeza sorriu.


Seguimos? Vamos para el Chiado.
antes:

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