Andanzas Blog de Viajes: Lisboa: de la Plaza Marqués de Pombal al Mirador de Alcántara

Hoy es 26 de setiembre de 2010, día en que inauguro mi octava década en este planeta. Es decir, hoy festejo mi cumpleaños número setenta.

Nuestra idea hoy es tomar todo con tranquilidad, caminar despacio por lugares menos turísticos, ir a misa (hoy es Domingo), y finalizar con una cena con fado.

Pero vamos por partes.

Nuestro hotel queda justo sobre la Praça Marqués de Pombal.

Esta plaza, centro neurálgico de la ciudad, en realidad es una rotonda, y en su centro, un monumento en forma de columna recuerda al poderoso ministro de la reconstrucción de Lisboa.

Arriba, el marqués observa su obra a través del recorrido de la Avenida da Liberdade, en una pose más bien regia. A su lado un león completa la simbología del poder absoluto.

El domingo es el día ideal para pasear por la Avenida da Liberdade, una vía de 1300m que conecta la Baixa con los barrios modernos del norte.

El tránsito vehicular es denso durante la semana, pero hoy se dan todas las condiciones para caminar y disfrutar de la vista.

En su amplia explanada central, pavimentada con la habitual calçada portuguesa, hay jardines y árboles que hacen más agradable el recorrido.

Bancos, hoteles, tiendas elegantes, un diario, líneas aéreas... muchos edificios del S19 y la época modernista adornan la avenida, amén de unos cuantos bien contemporáneos.

Paseamos un poco por la avenida y luego torcemos a la derecha. Lindos barrios, casas bien mantenidas...

En la Avenida Alexandre Herculano encontramos una construcción inusual para Portugal: una sinagoga.

De principios del S20, fue la primera en Lisboa y hasta que se construyó, la comunidad judía se reunía en casas de familia.

Lo que se ve de afuera: un muro y un simple portón. En esa época, todavía no se podían construír frentes de templos de otras religiones que la oficial...

Emociona el nombre, grabado en sus puertas: Shaaré Tikvá... Puertas de Esperanza.

Llegamos hasta el Largo do Rato, nudo de transportes con poca presencia turística. Desde allí, por la rua da Escola Politécnica pasamos por la Real Fábrica, un café donde antaño funcionara una fábrica de tejidos de seda, llegando finalmente a nuestro primer destino: la Iglesia de São Mamede.

Azul y blanco dominan la escena. En las paredes, los infaltables azulejos.

Allí asistimos a una misa donde nos fue muy difícil entender algo de lo hablado, pero como ya conocemos la liturgia no hubo problema.

Luego del descanso en la iglesia, sequimos caminando, pasando por el Jardín Botánico, muy relajante y recomendable para días de mucho calor; los Museos de Ciencias; llegando a la Praça do Príncipe Real.

Muy agradable, mucha sombra, kioscos, vistas... como siempre, cafés en las calles circundantes... según las guías, de noche es un lugar de encuentro de la comunidad gay.

Unas fotos, un ratito de descanso en un banco... qué ganas de tomar un buen café!

Unas cuadras más allá, encontramos justo lo que buscábamos... la deliciosa Panificaçao Reunida de São Roque.

Unos azulejos con motivos florales Art- Nouveau le dan un encanto especial al espectacular interior.

Y unos deliciosos pastéis de nata acompañan el rico café.

Proseguimos la caminata, acercándonos por la rua D. Pedro V al espectacular Miradouro de São Pedro de Alcântara.

En el camino, pródigo en oportunidades fotográficas, de pronto encuentro un cartel que me hace revivir, de golpe, una noche en Lisboa, hace ya muchos años... como sería largo de contar, lo dejo para una próxima oportunidad.

Siguiendo con el miradouro, más que un simple mirador, es un mini-parque, en varios niveles, las vistas que se tienen sobre la ciudad, y allá enfrente el Castillo y la Alfama y la Sé son inolvidables.

Hay gente paseando de todas las edades, artistas callejeros... todo muy cuidado y limpio.

Coronamos el paseo, ya pasado el mediodía, con un emocionante viaje en el elevador de Gloria, recientemente restaurado, y ya 'decorado' por autodenominados 'artistas' con esperpénticos graffitis.